El acoso escolar, más conocido como bullying, se ha convertido en un fenómeno que ha invadido todos los colegios del mundo. A pesar de ello, la sociedad esta cada vez más concienciada de esta situación y está luchando cada día por acabar con este peligroso enemigo.

Para que esta lucha tenga sus frutos es fundamental que, tanto padres como profesores y sociedad en general, aprendamos a distinguir los diferentes tipos de bullying que existen para lograr detectarlo con eficacia.

Un estudio realizado en 32 países y avalado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha revelado que un 24,8% de los niños/as y jóvenes españoles entre los 11 y 18 años sufren o han sufrido acoso escolar. Tan solo 1 de cada 3 víctimas se atreven a denunciarlo.

Recordemos que el acoso constante del acosador puede perjudicar a la víctima de diferentes formas: cambio en su personalidad, cambio en su comportamiento y en su rendimiento académico. De hecho, una investigación llevada a cabo por King’s College London demostró que los efectos psicológicos negativos que sufren las personas con bullying permanecen durante 40 años después de haber sido víctima de acoso.

El bullying implica 3 componentes…

  • Un desequilibrio de poder entre el acosador y la víctima.
  • La agresión se lleva a cabo por un acosador que intenta dañar a la victima de forma intencionada.
  • Existe un comportamiento agresivo de forma constante hacia la víctima.

Claves para detectar el bullying en casa y en la escuela

La vergüenza y el miedo a las represalias provoca que los niños y niñas acosados escondan la situación a sus padres o educadores. No obstante, aunque el niño/a no informe directamente de su situación, existen algunas claves para su fácil detección en casa o en clase. Además, conviene prestar una escucha activa a sus palabras y observar atentamente al niño si se observa alguna señal alarmante:

  • Cambios en el comportamiento habitual y el humor del niño/a.
  • Tristeza y llanto, pero también nerviosismo, ansiedad y angustia.
  • Cambios en el sueño y el apetito.
  • Dolores de tipo sintomático: dolores de cabeza o de estómago.
  • Contusiones y lesiones
  • Bajo rendimiento académico.
  • Pocas ganas o ninguna de asistir a clase
  • Escazas o nulas relaciones con sus compañeros/as de clase.
  • Bajo rendimiento escolar.
  • Pérdida de la concentración en clase

¡Pongámosle fin al acoso escolar con la regla de ‘las 3R’!

  • Reforzar la información

Proceder, como padres y educadores, a investigar en profundidad lo que esta pasando en la vida escolar del niño/a. Una vez detectado el problema, el primer paso en ponerse en contacto con los directores del centro y un profesional.

  • Reforzar el vínculo

Desde casa es esencial animal al niño/a a expresar sus sentimientos y que conozca que posee el apoyo de su familia.

  • Reforzar la autoestima

Un niño/a víctima de bullying ve mermada su autoestima. El deber de padres y educadores es el de reforzar ese aspecto, ayudándole a relacionarse con otras personas en un ambiente diferente al escolar.

Aunque detectar casos de bullying no siempre es fácil, como padres y educadores es necesario trabajar de forma conjunta para conseguir parar y reparar esta situación. ¡Su detección temprana es clave!

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